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Una ola de transformación recorre las costas de Ecuador. Se llama DESAFÍOS, un proyecto liderado por el CISP y financiado por la Unión Europea, que está transformando la vida de las mujeres y las y los jóvenes de la zona de frontera en la provincia de Esmeraldas, en el norte del país.
A través de la valorización de los recursos locales y el apoyo al emprendimiento femenino y juvenil, este proyecto que comenzó en 2021 y actualmente se encuentra activo en la Fase 2, ha fomentado la creación de redes empresariales promoviendo actividades de colaboración entre la pesca artesanal responsable y la recolección de mariscos, DESAFÍOS está promoviendo los productos locales y fortaleciendo una economía más justa y sostenible para toda la región.
En Ecuador, como en muchas otras partes del mundo, el mercado laboral sigue siendo un camino cuesta arriba para las mujeres. Las oportunidades en sectores formales y bien remunerados son limitadas, especialmente en las zonas rurales, donde las brechas económicas son más profundas. Para muchas, esto significa quedar relegadas a roles marginales, con acceso restringido a la educación, la salud y las oportunidades de superación.
Es un círculo vicioso que DESAFÍOS busca romper.
¿La clave? Poner a las mujeres al centro del cambio. A través de su labor en la pesca y la recolección de moluscos, estas mujeres están redefiniendo su papel en la comunidad. Ya no son espectadoras, sino verdaderas agentes de cambio, demostrando que el empoderamiento femenino no es solo un ideal, sino una fuerza imparable.
Invertir en las mujeres es invertir en el futuro. Este es el mensaje de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y también el núcleo del proyecto DESAFÍOS. La autonomía económica que están logrando las mujeres de Esmeraldas no solo fortalece su autoestima, sino que tiene un impacto directo en la calidad de vida de sus familias y comunidades.
Las mujeres y jóvenes están sentando las bases para un futuro más justo, más inclusivo y sostenible. DESAFÍOS está trazando un camino de largo alcance: un Ecuador donde los recursos locales, la colaboración y el trabajo sean los motores de un cambio duradero.
Valoramos el que CISP nos haya impulsado a organizarnos para revisar nuestras dificultades y buscar soluciones para nuestra comunidad, y esto es algo nuevo que nos ha impactado positivamente. Queremos que con estas actividades nosotras las mujeres miremos nuevas alternativas de desarrollo y con ello, que nuestros hijos e hijas se alejen de situaciones que los llevan a la violencia y hacer daño a los demás. Nos falta mucho por mejorar, por eso no nos suelten”.
Esperanza Mina, presidenta de la Asamblea Comunitaria del Barrio San Martín del cantón San Lorenzo, provincia de Esmeraldas
